Un pequeño pueblo situado en la montaña...

sábado, abril 10, 2010 Posted by Irene Flores Ruiz

El mes de Abril ya ha arrancado y parece que lo hace con fuerza. Estamos ya a día 9 y parece que los días se suceden cada vez con mayor rapidez. Y es que, éste es el mes más temido por todos los estudiantes universitarios que tienen que hincar los codos pues los exámenes, cambiados por el Plan Bolonia, están a la vuelta de la esquina.

No sé. Estoy en una fase en la que mi cuerpo es un cúmulo de inquietud, ansiedad y agobio. Además de los exámenes, los trabajos se nos acumulan y tengo tanto por hacer que no sé por dónde empezar. Lo más probable es que algunos nos achacarán que hubiésemos debido organizarnos mejor pero ya sabemos que, todos y más los estudiantes, siempre tropezamos con la misma piedra. Seguro que más de uno ha dicho en alguna ocasión: "Al año que viene me organizo mejor..." o "Al año que viene empiezo a estudiar antes..." pero, siempre, el tiempo nos juega malas pasadas.


Debido a esto, mi imaginación ha ido hoy a parar al lugar que suelo frecuentar durante las vacaciones de verano: un pueblecito llamado Moralzarzal. La verdad, allí todo es diferente. Estar alejado de la cuidad, no oír al vecino de enfrente con la música a todo volumen o el horrible ruido de los coches sino el sonido de los pájaros o el de algún ser que habite por aquel lugar es maravilloso... La sensación de estar entre cuatro paredes queda reducida ante un inmenso jardín poblado de pinos. Y es que allí, cuando voy, parece que los días son más largos: sin preocupaciones, sólo tengo que salir de casa y me encuentro con caminos que me llevan a frondosos bosques dónde puedo olvidarme del ritmo frenético al que nos solemos someter los humanos.

Durante aquellas tardes de verano, suelo coger la bicicleta para ir a la Pedriza o al Escorial como se ve en la fotografía. Aún recuerdo aquellos placenteros baños en la Charca verde después de haber recorrido las sinuosas zetas de la Cuerda Larga. La sensación de libertad recorriendo kilómetros con la fuerza de mis piernas es absoluta. Me siento dueña de las montañas que recorro y el viento golpeándome la cara a la subida de alguna cumbre no es más que una suave caricia que me recuerda que estoy en consonancia con la naturaleza...

La verdad que este pueblo está bastante bien situado en la Sierra de Guadarrama pues podemos vistar Manzanares El Real o disfrutar de un suculento cochinillo en Valsaín, uno de los pueblos previos a Segovia. Recomiendo que vayan en bicicleta porque sino se perderían las maravillosas vistas desde el Puerto de la Fuenfría: una ruta dónde uno se puede sumergir en la naturaleza en el más puro de sus estados y dónde la huella del hombre sólo se siente cuando la rodada de nuestra bicicleta choca con una calzada romana que data de finales del siglo I D.C.


Aquí os dejo un vídeo para que disfrutéis de los magníficos lugares de los que estoy hablando...




Enfin, la verdad que ahora me gustaría estar allí y olvidarme de la cuidad que hoy se presenta ante mí con un sinsabor ante esta desbordante belleza situada a tan sólo 50 kilómetros de Madrid. Pero la rutina me llama a voces y el tictac del reloj situado en el salón de mi casa me recuerda que aún sigo sujeta a algo a lo que no quiero aferrarme...

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