Velocidad de otra época
El Gobierno vuelve a abaratar costes en tiempo de austeridad económica. Ahora, es el turno de la rebaja del límite máximo de velocidad.
La medida aprobada por el Ejecutivo de Zapatero de reducir la velocidad en autopistas y autovías de 120 kilómetros por hora a los 110/km ha vuelto a enfurecer a una población española cada vez más dudosa de poder salir de la crisis económica iniciada en 2007. El motivo es reducir el consumo de combustible debido a la subida de precios del petróleo, a consecuencia de la coyuntura internacional. Según anunció el vicesecretario general de comunicación del PP, Esteban González Pons, se trata de una de las “improvisaciones más caóticas y más ridículas” que se le han ocurrido al gobierno socialista aludiendo a la poca habilidad del vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, que manifestó que había improvisado las medidas mientras acudía a la rueda de prensa del Consejo de Ministros del pasado 7 de marzo.
La inaptitud de Rubalcaba quedó vigente cuando auguró que la rebaja del límite de velocidad vendría acompañada de un ahorro de energía del 15% puesto que, según los expertos, dicha afirmación sólo sería viable en caso de que se circulase a velocidad constante, opción improbable debido a la gran cantidad de vehículos que circulan por todas las carreteras españolas. En todo caso, según los expertos, el ahorro quedó fijado en un 2%, una cifra que está muy lejos de reportar beneficios. Lo que sí está claro es que la economía se resiente. Con este nuevo disparate del Gobierno, no sólo se reducirá la recaudación del Impuestos sobre los Hidrocarburos, sino que se prevé un descenso de dos a tres décimas del crecimiento del PIB. Si a esto se suma el coste de 250.000 euros de las arcas del Estado para el cambio de las señales o la producción de pegatinas para una medida de carácter temporal, queda claro que es un gasto que, como diría Valle Inclán, es esperpéntico.
Parece que el Gobierno quiere pagar esta medida mediante una recaudación de multas. En efecto, en muchas comunidades autónomas, aún no se ha producido el cambio de las señales por lo que reina la confusión entre los ciudadanos que no saben a qué velocidad deben conducir sus automóviles. Y eso no es todo, además de esta incongruencia, los Ayuntamientos y el Ministerio de Fomento pretenden ahorrar un 50% de consumo en el alumbrado público. El resultado: mayores atascos, peor alumbrado, lo que repercute en la seguridad vial. Parece que habrá que reparar y volver a conducir el ya anticuado Simca 1000 o el Seat 600 cuya velocidad máxima era la de 110 kilómetros por hora. Si se continúa así, parece que dentro de un par de meses, la bicicleta será el medio de transporte más utilizado.
La reforma del sistema de pensiones, la ley antitabaco, la ley Sinde que causó un gran revuelo de miles de internautas, el aumento del paro, y, ahora, la rebaja del límite de la velocidad. ¿Qué será lo próximo? Cabe pensar que los ciudadanos son los únicos sobre los que recaen los graves errores del Gobierno español que no puede salir del profundo agujero en que está inmerso y que propone soluciones, cada vez más, descabelladas. Todo apunta a un duro golpe en las elecciones municipales del próximo 22 de mayo.
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